Los Andes, un territorio inexplorado y agreste, es donde la viticultura en Chile dio sus primeros pasos revolucionarios en la producción de vino de alta calidad y, en 1994, cuando el Valle del Maipo se convirtió en denominación de origen chilena, pasó a ser lo que hoy conocemos como el corazón de la industria vitivinícola chilena.
A principios de los años 2000, el marqués Piero Antinori quedó cautivado por la finca Haras de Pirque, que en aquella época era un impresionante criadero de caballos pura sangre enclavado en la cordillera de los Andes. Así como los mejores vinos se elaboran en terruños con elementos distintivos y belleza natural, del mismo modo un buen enólogo y su viñedo se complementan, expresando finalmente una perfecta armonía en cada vino.
La aventura de la familia Antinori en Chile comenzó hace más de 20 años en la finca Haras de Pirque y su primera cosecha estaba próxima. La cosecha 2001 produjo Albis, un vino dedicado a la hija mayor de Piero Antinori, Albiera. El nombre de este vino celebra el amanecer de un nuevo día con una elegante mezcla de Cabernet Sauvignon y Carménère.
«Nos enamoramos de la zona, de esta bodega y de que todo estuviera en armonía: un viñedo en herradura, una bodega en herradura. Al fin y al cabo, creemos que los grandes vinos nacen en lugares hermosos, y éste era un lugar hermoso».
Renzo Cotarella – Consejero Delegado y Enólogo Jefe de Marchesi Antinori